EL PAYASO MALDITO
Érase una vez, un día de Halloween cuando Laura, una chica de 12 años bajita de pelo castaño, hacía los preparativos para una fiesta de Halloween. Había invitado a Carol que era su mejor amiga y… a nadie más. La verdad es que Laura, era muy desconfiada, por eso no tenía tantos amigos ni tantas amigas.
Carol tiene también 12 años y es igual que Laura, solo que es más alta. Ella, de mientras que Laura preparaba la fiesta, iba buscando un disfraz que ponerse, tenía muchísimos en su armario: de vampiro, de demonio, de lagarto, de gato negro, de esqueleto… Pero claro, si me pongo a decir todos los que tienes, llega el Halloween del año que viene, bueno, lo que quiero decir es que no se decidía.
Como antes, Laura seguía decorando su casa para la fiesta de Halloween: una calabaza por allí, tres esqueletos por allá, 6 brujas por aquí… en fin, que después de unas 6 horas tenía la casa perfecta para su mini-fiesta.
Mientras tanto, Carol, ya había encontrado su disfraz, el de bruja. Los padres de Carol se tenían que ir a una cena, entonces ella tuvo que quedarse con su hermano Raúl, el cual tiene 9 años y es rubio, lo que a ella no le alegraba mucho, pero bueno, cuántas más personas en la fiesta, más se anima, ¿no? Carol, desesperada porque casi era la hora de ir a la fiesta, le dijo a Raúl que se diera prisa, entonces su hermano se puso un disfraz de vampiro y con prisa, fueron a la casa de Laura.
Laura los recibió vestida de zombie y se sorprendió, ya que no invitó a Raúl, pero no era lo que más le importaba, ya que se le había olvidado ordenar su habitación. Dijo que pasaran al salón y que pusieran la televisión. Estaban solos en casa ya que los padres de Laura se fueron a otra cena. Laura subió corriendo a su habitación y recogió los juguetes uno a uno, tirándolos a una caja, uno de los juguetes era un payaso, era pequeñito y fue el primer juguete de Laura, aunque ella lo conservara, la verdad es que se cansó medio año después de que se lo regalasen, pero no jugar con él, nunca le supuso un problema.
Cuando ordenó las cosas, volvió al salón con Carol y Raúl. Sacó un CD de un mueble, en el CD ponía “13 Historias de Halloween”, era una película de miedo, a partir de niños/as de 13 años, pero a ellos les daba igual que hubiese un niño con 9 años ahí o que les faltara un año para tener 13, la pusieron igual. Comían algunos aperitivos mientras la veían escondidos debajo de una manta.
De repente, cuando la película llevaba 13 minutos, se apagó el televisor y se escuchó un ruido muy fuerte. Los 3 se metieron bajo la manta un momento y cuando todo se calmó, Laura sacó la cabeza. Estaban muy asustados…
- ¿Qué ha pasado? –Preguntó Carol-.
- No sé, pero sea lo que sea, ha sido algo del piso de arriba -continuó Laura-, debemos de ir a investigar, o ¿preferís esconderos bajo una manta toda la noche?
- ¿Podemos elegir lo de quedarnos bajo la manta? –Dijo Raúl aterrorizado-.
- Venga ya, venid conmigo y sed valientes -dijo Laura-.
De repente, las luces empezaron a parpadear, pero Laura con valentía, cogió un bate de béisbol y subió despacio al piso de arriba. Con miedo a quedarse solos, Carol y Raúl la siguieron.
Todo estaba oscuro y en silencio, Laura iba como la cabeza del grupo. Al llegar al piso de arriba, solo vieron el payaso de Laura en medio del pasillo.
- ¿Pero qué…? ¡Si recogí mis juguetes hace nada! ¿Cómo rayos ha llegado esto aquí? ¡Además solo estamos nosotros en casa! –dijo Laura enfadada-.
- Tranquila Laura, se te habrá olvidado meter ese, no ha pasado nada –dijo Carol con voz tranquila-.
- Pero… si yo juraría que… -Dijo Laura insegura-.
Laura le dio un golpecito con el bate para asegurarse, pero no pasaba nada, así que dijo que habría sido el vecino para no comerse más el coco. Carol y Raúl bajaron al salón de nuevo y encendieron la televisión de nuevo. Mientras tanto, Laura llevaba el payaso a su cuarto.
Volvieron a poner la película, a los 13 minutos, como antes, no se apagó la televisión, si no que se escuchó: “Ven a jugar conmigo…”
- ¿Q-qué ha sido eso? –Dijo Laura tartamudeando-.
- No te hagas la graciosa, ¿has sido tú, verdad? –Dijo Carol-.
- ¿Yo? No… -Dijo Laura-.
- Entonces… Espera un momento, ¿y Raúl? Está muy callado…
Miraron al lado en el que se supone que tenía que estar Raúl sentado y… ¡no estaba! Solo estaba el payaso de Laura en el sitio de Raúl, con una sonrisita siniestra que nunca se le había visto, el payaso hacía movimientos que nunca hizo, entonces, Laura y Carol se fueron a una esquina mientras el payaso seguía moviéndose.
- ¿¡QUÉ ESTÁ PASANDO!? –Dijo Laura gritando-.
- ¡No sé! Y… ¿dónde está Raúl? Es mi hermano y no lo puedo perder. –Dijo Carol casi llorando-.
Entonces, dejaron de hablar, porque entre preocupaciones, se encontraron al payaso delante de ellas.
Salieron corriendo por toda la casa, pero fuera donde fuera se lo encontraban, entonces, Laura volvió a coger el bate, atrajo al payaso fuera de casa y… ¡bum! Le dio con el bate al payaso y cayó en el contenedor. Se escuchó un extraño “¡Ay!”.
Carol fue a la casa de Laura a por un candado mientras Laura vigilaba que el payaso no hiciera nada. Cuando Carol encontró uno, fue corriendo hacia Laura, le dio el candado y cerraron el contenedor. Se escuchó una pequeña explosión y un chillido.
Laura y Carol, aterrorizadas, casi llorando, volvieron a casa para buscar al Raúl y se lo encontraron llorando en el sofá.
En ese momento, Laura despertó de un sueño y Carol le dijo:
- Laura, te has dormido viendo la película de miedo, pero muy buena fiesta. –Dijo Carol-.
- ¿¡Y el payaso!? ¿¡Ha muerto!? ¿¡Qué ha pasado!? Espera, ¿qué? –Dijo Laura-.
- No sé de qué payaso hablas Laura, solo llevamos 10 minutos en tu casa viendo una película de miedo y te dormiste. –Dijo Carol extrañada-.
- Ah… Vale…
Por la noche, cuando Carol y Raúl ya no estaban en casa de Laura, ella se fue a dormir, esa noche la iba a pasar sola, ya que sus padres no volvían en 2 días. Cuando Laura ya se dormía, se escuchó una risita y en la caja de los juguetes se podía ver el payaso de Laura, con una sonrisa perversa y los ojos Rojos diciendo: “Juega conmigo…”.
Fdo. Lorena G.J.